Salud

Aprende a poner límites y decir 'NO'

Quienes dicen a todos y a todo que ‘si’ corren el riesgo de terminar negándose a sí mismos y a sus propios objetivos. Para salir de la sumisión y aprender a decir ‘no’ con eficacia y sin que nos provoque malestar, la palabra clave es ¡asertividad!


  • 28
  • Octubre
    2019

Cuando era niño, su padre no le permitía llorar y le gritaba que se callase y obedeciese, además le pegaba con el cinturón. Desde entonces, se instaló en Adán una incapacidad para la réplica, la espontaneidad y la libertad de expresión.

Adán creció siendo incapaz de decir ‘no’. El ‘no’ dejó de existir en su diccionario de voluntades.

Se convirtió en un delito, en un pecado, en una sensación de ahogo. En cambio, el ‘sí’ lo era todo. Era sinónimo de felicidad, de satisfacción, de sentirse aceptado, querido, amado, acogido.

Cada vez que Adán dice ‘si’ cuando sería preferible para él decir ‘no’, está diciendo “soy sumiso”, según el escritor Fernando Trías de Bes y el psicólogo Tomás Navarro, autores del libro de desarrollo personal ‘Yo soy así’.

La obra está basada en una serie de historias o psicorrelatos que desarrollan, de manera paródica, situaciones límite y ofrecen claves psicológicas para superarlas.

“Si alguien en algún momento te hizo creer que lo que cualquier persona desea es mucho más importante que lo que tú mismo quieres, no es así. ¡Ya basta! ¡Rebélate!”, enfatizan Trías de Bes (http://triasdebes.net) y Navarro (https://tomasnavarroblog.com).

No tienes por qué ser buena persona. Tampoco mala. ¡ Olvídate de complacer a todo el mundo, de ponerte al servicio de los demás. Desvincula ese deseo de aceptación de tu autoestima, de tu identidad y revisa qué concepto tienes de afabilidad y tu voluntad de servicio”, proponen.

Para estos autores, la clave para salir de la sumisión es la asertividad.

No se trata de aceptar cualquier demanda con mayor o menor pasividad, ni descartarla con más o menos agresividad, sino adaptarse psicológicamente a cada situación, analizando el contexto y los objetivos de la otra persona y los nuestros, y encontrando una respuesta proporcionada en consonancia”, indican.

¿Cuál es la clave de la asertividad? “No renunciar a nuestras prioridades y objetivos y contemplarlos, como mínimo, al mismo nivel que los de otra persona“, responden Trías de Bes y Navarro.

GANAR TIEMPO Y PENSAR ANTES DE RESPONDER.

Para reflexionar qué es lo mejor para nosotros en vez de apresurarnos a responder a todo que SI, Trías de Bes, sugiere ganar tiempo, diciéndole a la otra persona “Deja que me lo piense. En principio no te digo que ‘no’, ni que ‘si’. ¿Para cuándo necesitas una respuesta? Me comprometo a dártela”.

“Esa es una buena respuesta porque las personas que se apresuran a decir que si, son muy empáticas y quieren contentar y satisfacer al otro y, por eso, su primer criterio emocional es acceder a lo aquello que le piden”, explica a Efe.

“Luego reflexionan y se dan cuenta que había otros factores en los que no había pensado y que desaconsejaban dar una respuesta afirmativa, pero ya han dicho que sí, no pueden dar marcha atrás por lo que se han metido en un aprieto”, apunta.

Navarro opina que, incluso aunque hayamos dicho que sí, “siempre podemos cambiar de opinión, ya que estamos en nuestro derecho de hacerlo”.

“Otra opción para ganar tiempo según este psicólogo es “traspasar el peso de la carga preguntando “¿por qué?”, a quien nos pide algo. Con ello, el otro estará entretenido y tendremos más tiempo para pensar la respuesta, ya sea un ‘si’, un ‘no’ o un ‘me lo tengo que pensar’”, recomienda.

APRENDER A NEGARSE SIN INCOMODARSE.

Trías de Bes sugiere una táctica asertiva para decir que ‘no’ sin que nos produzca malestar ni remordimientos:.

“Debemos exponer al otro los motivos de nuestra negativa, no para que los ‘compre’, ya que no está obligado a aceptarlo, sino para que entienda que tenemos unas razones para negarnos y que no se relacionan con que nuestra falta de aprecio hacia esa persona”.

“Es que a menudo pensamos que la otra persona creerá que no la apreciamos o que dejará de querernos si nos negamos a acceder a lo que nos pide”, señala a Efe.

Para Navarro hay que tener claro que, a veces, ante una demanda hay que decir ‘no’ y ya está, “sin necesidad de exponer nuestros motivos. Si nos preguntan “¿me dejas 2.000 dólares?”, simplemente respondemos “no”, dejando en todo caso a la otra persona de que nos convenza para que se lo prestemos”.

Dado que “nuestros derechos y prioridades son tan importantes como los de los otros, no tenemos que sentir remordimientos al negarnos a satisfacer las demandas de otra persona”.

“Al negarnos a algo debemos decir un ‘NO’ contundente, con la cabeza alta, el mentón hacia arriba, mirando directamente a los ojos, y hablando con seguridad, para no dar pie a que el otro intuya nuestra inseguridad y siga insistiendo”, según Navarro.

“Y si esa persona insiste como un disco rayado, simplemente hay que reiterarle el ‘no’ con cara de condescendencia”, concluye.



Comentarios

publicidad
×