Escena

Costumbres del rock en decadencia

Las nuevas generaciones van abandonando costumbres de las generaciones anteriores y entre los fans al rock pasa lo mismo


  • 28
  • Octubre
    2017

Hace 15 días se celebró el October Fest 2017 en el Parque Fundidora. El evento dentro del área en la Nave Lewis estaba a reventar. Yo llegué con los chavos del grupo de rock pop Koctail, donde Rousse Cázares es la vocalista. Todo iba muy bien, ya habían tocado varios grupos y cuando Koctail terminó su show nos encontrábamos en la parte de atrás del pequeño escenario. De pronto se acerca un chico como de unos 18 años y mostrándole su boleto de entrada a Rousse, le dijo muy nervioso: “Me lo puedes firmar, por favor,”… Ella aceptó sonriente y de inmediato puso su nombre y el de la banda.

Todo había sucedido en segundos, pero yo al ser testigo de eso me quedé como en shock, ¿a caso estaba siendo testigo de una costumbre en decadencia? A pesar de mis años de experiencia en tocadas y en la organización de conciertos, el momento me había parecido bastante raro, pues era un chavito millennial y esa actitud era más bien de chavorrucos de la Generación X. De pronto me cayó el veinte, los jóvenes de hoy ya casi no usan el reloj de pulso: “¿Quién en su sano juicio, hoy en día iba a querer traer una pulsera sólo para ver la hora?”, eso ya se ve muy anticuado. Mucho menos, como dice Mario Borgino en su libro El arte de hacer dinero, “¿quién va a querer durar 5 o 10 años en una empresa sólo para ganarse un mugroso anillo o un reloj conmemorativo?”, la era industrial quedó atrás y con ella la industria disquera también. Son pocos los elementos comprometidos en una empresa —medio, banda o agencia—en la actualidad y hablo de jefes y empleados. Hoy en día todos quieren ser independientes y formar sus propias agencias o medios de comunicación, aunque sea nada más con una fan page de Facebook.

En esta ocasión no hablo de los géneros musicales, hablamos de las costumbres sobre los grupos, conciertos o discos preferidos y cada vez estoy más preocupado por todas esas viejas costumbres en el entorno de la música, ya que la inmediatez nos está partiendo el queso, convirtiendo al 90% de la música en desechable y sólo el 10% o 5% más allá de convertirse en éxitos, se viralizan.

Como diría Benjamín Salcedo, director de la revista Rollingstone México y autor del libro Playlistmanía, quien se ha dedicado 30 años a la melomanía en radio y tv: “el sistema de streaming te pone las 5 canciones ‘más oídas’ y eso ocasiona que sean más escuchadas. Creo que la música hoy en día carece de sustancia y los artistas de hoy están teniendo éxitos con temas muy banales y sin fondo. Algunos de los contras muy evidentes de este tipo de sucesos, es que ya no tienen devoción, pueden conocer la canción, pero no quién la canta, no conocen más discos y mucho menos quiénes fueron los productores. No tienen el contexto o curiosidad de profundizar en su artista preferido”, finaliza.

Esta generación está muy falta de respeto y responsabilidades, desde el punto de vista que le hablan de tú a sus padres, como si fueran su igual, ¿imaginen a padre e hijo modernos en un pleito de “iguales”?, definitivamente no puedes discutir con tus padres como lo harías con un amigo. Salcedo hace la observación de que ya no hay jóvenes que tapizan su cuarto de pósters, ¿para qué?, si lo pueden traer de screensaver en su celular. Con mi experiencia manejando una sala de conciertos puedo constatar que el público infantil y adolescente está más preocupado ahora por obtener un meet and greet que por ver el concierto. Y puedo constatar que muchos jóvenes tomándose la foto con el artista ya se retiran a sus casas.

Son otros tiempos y cuando fallezcamos el público y los artistas de la Generación X, creo que dejarán de existir los gigantes de la música. Hoy en día más que enseñarles a apreciar a nuestros hijos la música de antaño, con todo y sus clásicos, nos hemos enfocado en señalar lo que para nosotros es “mugrero”, sin lograr nada. En lugar de enseñarles a valorar por qué ciertas canciones, álbumes o artistas son más valorados que otros. ¿Pero qué podemos esperar de una generación a la que la educaron las computadoras y la tecnología?, si no crecieron heredando nuestro ejemplo en nuestra forma de ser, mucho menos nuestros gustos musicales.



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