Como era de esperar, por no haberse tomado acciones eficaces para contener la contaminación de la zona metropolitana durante 2023 –cuando alcanzamos el deshonroso primer lugar de los sitios de mayor polución del país–, al iniciarse 2024 ocupamos el primer lugar del ranking mundial, veámoslo a continuación.
El pasado 12 de enero se activó en el estado la primera alerta ambiental de 2024. De acuerdo al Índice de Calidad del Aire (AQI, por sus siglas en inglés) –revisa y enlista a las 100 ciudades más contaminadas del mundo– en esa fecha seis municipios de Nuevo León ocuparon los primeros puestos: Apodaca, Juárez, Cadereyta Jiménez, San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza y Monterrey, registrando una calidad del aire peligrosa, al superar los 401 puntos, la más alta (color rojo), donde a partir de 201 puntos resulta no saludable (rosa), siguiéndole la severa (morado) al rebasar los 301 puntos. Entre las ciudades que integraron esta peligrosa lista de los 10 primeros lugares estuvieron: Atbasar, en Kazajistán; Peshawar, en Pakistán; Medan, en Indonesia, y Xibeijie, en la provincia de Henan, en China.
Aunque el ranking mide en tiempo real la situación ambiental de las ciudades, por lo que el listado cambia de acuerdo al corte, resulta preocupante haber aparecido entre los lugares más contaminados del planeta. Estos indicadores resultan altamente perjudiciales para la salud de las personas y todos los seres vivos de la entidad. Siendo lo más lamentable la falta de acciones concretas y eficaces para controlar el descenso de las emisiones, hasta el día de hoy sigue encendido el foco rojo que indica el alto nivel de la contaminación atmosférica.
El 13 de enero, en El Horizonte, el secretario de Medio Ambiente, Alfonso Martínez Muñoz, negó que las cifras fueran reales. En lugar de reconocer el estado crítico al que se había llegado, con evasivas y argumentos desacertados pretendió desacreditar el indicador internacional: “No es la ciudad más contaminada del mundo por muchísimo (…) ahorita Monterrey ni siquiera es la ciudad más contaminada de México, está más contaminado Mexicali, Toluca. (…) Hay regiones de México más contaminadas y no se diga de América Latina, ni nos comparemos con China, porque hay mucha más contaminación”, afirmó.
La contaminación del aire tiene efectos negativos en la salud, tanto a corto como a largo plazo y estos pueden ser los siguientes problemas: respiratorios (asma, bronquitis, neumonía); cardiovasculares (enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular); neurológicos (demencia, Alzheimer) y reproductivos (abortos espontáneos, defectos de nacimiento). El propio gobierno estatal ha informado de las muertes ocasionadas por la mala calidad del aire: al finalizar el primer año de esta administración se registraron 1,700 muertes y en el segundo 2,500 muertes relacionadas con la contaminación, un aumento considerable de 800 personas fallecidas. Destacando que en estos decesos se reconoce que la causa fue el deterioro ambiental; sin embargo, el número puede crecer debido a que se dificulta definir otras muertes por esta causa, como pueden ser desde las enfermedades respiratorias a las cardiovasculares, según especialistas.
Aunque el secretario de Medio Ambiente informó que durante 2023 se llevaron a cabo 900 inspecciones, resultando en 353 clausuras, no detalló cuáles fueron esas empresas que resultaron clausuradas. Además, la refinería de Cadereyta –principal fuente contaminante– sigue sin acatar las medidas que se establecieron en el Plan Integral de Gestión Estratégica de la Calidad del Aire, flagrantemente sigue emitiendo sin control las partículas que dañan a la atmósfera. El pasado 12 de febrero se anunció que el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa había decretado una suspensión provisional –y no amparo– a Pemex para que demuestre que no existe emisión de gases contaminantes ni daño al ambiente. Leyó usted bien, la paraestatal demostrará su culpabilidad o inocencia. ¿Más impunidad? ¡Imposible!
Hay que decirlo claramente: el gobierno del estado ha actuado con irresponsabilidad e ineficacia para reducir la contaminación del aire. Es un problema que está fuera de control porque las autoridades dejaron que se les fuera de las manos para no comprometerse con las industrias contaminantes. Todo se le ha ido en declaraciones y llamadas de atención, sin que se les impongan sanciones y exija adherirse a los programas ecológicos.
Un gobierno humanista aplicaría todo el peso de la ley a las fuentes de contaminación de la zona metropolitana, pero como este gobierno está bajo el signo de Instagram lleva dos años anunciando soluciones en los foros mundiales, para tranquilizar a su audiencia.
En conclusión, urge que el gobierno estatal y federal garanticen el derecho a vivir en un medio ambiente adecuado para su desarrollo, salud y bienestar de lo único importante: la gente.