Hogar integrado

Los receptores A/V son los dispositivos encargados de recibir las señales de audio y video procedentes de las diferentes fuentes que tengamos en casa, de realizar la decodificación de las señales digitales (Dolby Digital, Dolby Atmos, DTS, entre otras), de adaptarlas a un nivel de señal adecuado para ser procesadas y modificar su amplitud, fase y respuesta en frecuencia (ecualización); de adaptarlas a las características de nuestros altavoces y sala, y finalmente, amplificarlas hasta los niveles de potencia necesarios para que podamos escucharlas por los altavoces. Resumiendo, los receptores A/V integran en un solo equipo la etapa de preamplificación, el decodificador digital y procesador de audio multicanal, el procesador digital de señales (tanto de audio como de video) y las etapas de potencia –una por cada altavoz–, reduciendo los costos y simplificando la gestión de todos estos dispositivos.

En palabras más sencillas, su función es la de “recoger” las señales de audio procedentes del exterior, ya sean estas en formato digital o analógico, desde las múltiples y diferentes fuentes que tengamos conectadas (DVD, Blu-ray, lector de CD, televisor, videoconsola, PC, etcétera) y adaptarlas al lenguaje que entienden los altavoces: voltios y vatios. Para ello, los receptores A/V suelen contar con multitud de conexiones en su parte trasera, tanto analógicas como digitales, que nos permitirán conectarle las diferentes fuentes de reproducción de contenidos que tengamos en casa y seleccionar en cada momento la que queramos escuchar y ver. Las ventajas de contar con un receptor A/V son muchísimas, por el simple hecho que tendrás todo concentrado en él y bajo control. A continuación, te damos unos consejos de lo que es importante tomar en cuenta al momento de adquirir uno de estos equipos.

Número de canales

Después de decidir dónde instalarás el sistema ‘home-theater’ de tu casa y saber las dimensiones de la habitación y el espacio que tienes para la instalación, hay que decidir qué sistema necesitarás. En esto entra la cantidad de canales. Normalmente hay de 5.1 y 7.1, aunque hay unos nuevos que dan capacidad para dos ‘subwoofers’ (7.2, 9.2 y 11.2) que podrán servirte para habitaciones muy grandes.

Resistencia y potencia

Después de esto seguimos con la resistencia y potencia. Debes poner atención en la impedancia (resistencia). Recomendamos que soporte desde cuatro hasta ocho ohms, para que podamos tener compatibilidad con la mayor cantidad de bocinas y marcas posibles. El segundo paso es elegir la potencia en base a las bocinas que hemos elegido o estén dentro de nuestro presupuesto. Las bocinas, por regla general, deben de resistir 30 por ciento más voltaje que el total del receptor a máxima potencia. En las especificaciones del receptor hay unas marcadas como potencia de salida rms, y otra en la que se señala la potencia de salida medida en watts, –de 20 Hz a 20 kHz a 8 ohms–, con no más de cierta distorsión total armónica. Los anteriores son valores universales basados en pruebas homologadas entre los fabricantes, por lo que son los únicos que debes tomar en cuenta para elegir correctamente.

Conectividad y compatibilidad de formatos

Es importante considerar la cantidad de entradas que el equipo tiene para poder conectar todas tus fuentes (DVD, Blu-ray, televisor, etcétera), que haga conversión digital a analógica y viceversa, tanto con formatos de audio como de video. Así mismo, considerar que sea compatible si fuese necesario con imágenes 3D y 4K, y con este último, la versión HDCP2.2.

Procesamiento del audio y corrección acústica de la sala

Para nuestra buena suerte, fabricantes como Denon, Marantz, Onkyo y Harman/Kardon integran Bose, Yamaha y otros más, que han incluido en sus receptores un software y un micrófono que tu integrador/instalador puede correr una vez instalado el equipo, para calibrar y ajustar a la perfección el audio a tu sala, dejándolo a su justa medida.

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