Juan Rulfo, el escritor de la soledad

A través de su narrativa, el escritor mexicano Juan Rulfo convirtió en personajes al silencio y a la desolación de los pueblos de las historias de sus obras, consideradas como clásicos de la literatura no solo mexicana, sino universal. El Llano En Llamas (1953) y Pedro Páramo (1955) representan la breve pero reconocida bibliografía del autor, recordado hoy en el centenario de su natalicio.

Nacido como Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, el joven enfrentó una infancia difícil, ya que vivió en un orfanato de Guadalajara tras el asesinato de su padre durante la Guerra Cristera y la muerte de su madre. En 1933 decidió mudarse a la Ciudad de México para colaborar en publicaciones de la capital.

Rulfo vio cristalizado su primer proyecto con la recopilación El Llano en Llamas en 1953, en el que se compilaron sus cuentos Macario y Diles Que No Me Maten, entre muchos otros, desarrollados en el poblado de Comala, inspirado en San Gabriel, el pueblo en el que vivió en su niñez. Sus historias retrataron un paisaje árido y lleno de la miseria de los campesinos que sufrieron los efectos de la Revolución Mexicana y de la Guerra Cristera, desde el género del realismo mágico.

En 1955, Rulfo lanzó la novela Pedro Páramo, la cual mostró una historia contada de forma no lineal sobre el regreso de un hombre a su natal Comala para encontrar a su padre. Con una recepción inicial tibia, autores de la talla de Gabriel García Márquez y José Luis Borges aplaudieron su obra, al punto en que “Gabo” afirmó que fue su inspiración para escribir Cien Años de Soledad.

Rulfo ganó reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura de México en 1970 y el Premio Príncipe de Asturias de España en 1983, además de ser miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en 1976.

Fue el 7 de enero de 1986 cuando la comunidad literaria quedó conmocionada con la muerte de Juan Rulfo, quien además incursionó como fotógrafo y guionista de cine. A 100 años de su nacimiento se planea un relanzamiento de sus obras y la realización de una serie impulsada por su hijo con el fin de recordar la vida del autor que convirtió a su natal Sayula en una fuente de su inspiración.

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