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Estilo de Vida

Dulces mexicanos: historia, curiosidades y tradición

Ya sea con un rollo de guayaba, una palanqueta, o un dulce de leche, nuestro país reafirma, a través del sabor, que su historia también se escribe con azúcar


  • 16
  • Julio
    2025

Por siglos, los dulces tradicionales de México han sido mucho más que un simple antojo. Son herencia viva, portadores de historia, identidad cultural y memoria colectiva. Desde los alfeñiques que adornan los altares de Día de Muertos hasta las cocadas que endulzan los días costeños, cada dulce es una muestra de ingenio, biodiversidad y mestizaje.

La historia de los dulces mexicanos comienza mucho antes de la llegada de los españoles. Los pueblos originarios ya preparaban golosinas a base de miel de maguey, frutas, maíz, amaranto y cacao. Uno de los más antiguos es el dulce alegría, hecho de amaranto y miel, considerado un alimento sagrado por los mexicas.

Con la conquista y la introducción del azúcar de caña, los conventos virreinales comenzaron a elaborar nuevas delicias, fusionando ingredientes locales con técnicas españolas. Así nacieron joyas como los jamoncillos de leche, los ates, las frutas cristalizadas o los buñuelos.

“Los dulces mexicanos son una mezcla del cielo indígena con el horno español”, señala la historiadora gastronómica Edmée Pardo. “Cada bocado encierra siglos de resistencia y creatividad”.

Los dulces tradicionales varían notablemente según la región. En Oaxaca abundan las obleas de pepita, en Puebla los famosos camotes, en Chiapas los suspiros y en la península de Yucatán, el mazapán de pepita y el dulce de papaya con queso de bola.

Los borrachitos poblanos, gelatinas rellenas de licor, el ate de guayaba de Michoacán, o las glorias del norte hechas con leche quemada y nuez, reflejan el gusto regional, los ingredientes disponibles y las técnicas heredadas. (Con información de Agencias)

Algunas curiosidades 

  • El alfeñique, usado en las ofrendas del Día de Muertos, es una técnica que llegó con los árabes a España, y luego se adaptó en México con azúcar, clara de huevo y limón.
  • La cajeta, orgullo de Celaya, fue declarada en 2010 Patrimonio Cultural de la Nación.
  • El chocolate, en su forma líquida y amarga, fue considerado por los mexicas una bebida divina reservada a nobles y guerreros. 

"Estos dulces no sólo nos hablan del pasado, sino de nuestra capacidad de adaptar, transformar y celebrar lo cotidiano con sabor” dijo la Chef e investigadora culinaria, Mónica Solís.

¿Cómo surgieron los dulces mexicanos?

Antes de la conquista, se utilizaba el aguamiel para mezclarlo con semillas de amaranto y obtener “tzoalli”; una masa para elaborar imágenes de las divinidades. Con la llegada de los españoles, se introduce la caña de azúcar, por lo que se expandió el número y la diversidad de los dulces.

Los españoles le llamaron “confites” o “colaciones” y fue la autoridad virreinal quien reglamentó su preparación. Incluso, las monjas debían seguir las reglas establecidas por los “confiteros” -personas que preparaban los dulces- para preparar estos productos exclusivamente para las autoridades.

Sin embargo, las palanquetas y las pepitorias fueron los únicos dulces sobrevivientes de la época prehispánica. Fue en el siglo XVII cuando comienza la llegada de los dulces festivos que hoy son una parte fundamental en nuestra gastronomía: Pan de muerto; mazapanes; turrones; calaveras de azúcar; rosca de reyes, etcétera.


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