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Estilo de Vida

Cuida tu cerebro: la dieta mediterránea protege tu mente

Para mantenerlo joven, en buena forma y más resistente al envejecimiento prematuro, necesitamos ‘darle de comer’ vitaminas, minerales y micronutrientes


  • 25
  • Septiembre
    2025

Con el paso de los años nos preocupamos cada vez más por la evolución de nuestro peso, el estado de nuestra piel o la pérdida de tono muscular, agudeza visual o capacidad auditiva, pero ¿vigilamos y cuidamos de igual modo al cerebro?

La manera en que ese gran director de la orquesta orgánica “mueva la batuta” puede influir mentalmente en que nos veamos o sintamos más o menos jóvenes, y si ese órgano enferma o envejece prematuramente, debido a dolencias neurodegenerativas o cardiovasculares, puede propiciar el declive del resto de nuestro cuerpo. 

Por eso, es fundamental hacer todo lo posible para mantener nuestro cerebro en buena forma y prevenir que se enferme, atrofie o deteriore, en consonancia con el aumento de la esperanza de vida. Vivimos más años, pero sólo nos serán útiles si conseguimos vivirlos con una buena calidad de vida. 

“La buena alimentación es una de las claves para reducir el riesgo de que a nuestro cerebro “le salgan arrugas”, es decir, para sentar unas condiciones orgánicas que puedan ayudar a prevenir, retrasar o reducir el envejecimiento cerebral”, afirma Alejandro Monzó, especialista en nutrición.

“Según el ensayo clínico PREDIMED, se demuestra la eficacia de la dieta mediterránea en la prevención de la enfermedad cardiovascular y sus principales factores de riesgo, siendo capaz de reducir significativamente la incidencia de complicaciones”, comparte el experto. “Este estudio sugiere que la adherencia a un tipo de dieta mediterránea reduce los eventos  cardiovasculares, incluido el ictus, lo que directa e indirectamente podría influir en el desarrollo de demencia”, detalló Monzó. (Con información de Agencias)

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Claves de la nutrición cerebral

  • Ácidos grasos monoinsaturados: Se encuentran presentes en el aguacate, los frutos secos (almendras, nueces), el aceite de oliva y las aceitunas.
  • Ácidos grasos Omega-3: Abundantes en los pescados grasos de agua fría (salmón, caballa, atún, arenques y sardinas) y las nueces.
  • Vitamina A: Contribuye a la plasticidad de las sinapsis, es decir, las conexiones entre las neuronas en el hipocampo. Está presente en los huevos y en la carne magra.
  • Hierro: Es importante en la regulación del desarrollo cerebral y el metabolismo energético. Lo encontramos en las legumbres y espinacas.
  • Zinc: Implicado en el desarrollo cognitivo y los sentidos del gusto y el olfato, podemos obtenerlo a través del consumo de mariscos, avellanas y almendras.

La incidencia de eventos cardiovasculares mayores fue menor entre quienes siguieron una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos, según comprobó el estudio PREDIMED”, Alejandro Monzó, especialista en nutrición.


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