Así pronosticaban el clima en la antigüedad

Quizás alguna vez llegaste a escuchar a tus abuelos hablar sobre las cabañuelas, conocidas como una forma empírica de calcular el clima a través de la observación y que se transmitió de generación en generación hasta llegar a nuestros días como una especie de mito o leyenda. Esta tradición aún se conserva en pueblos alejados de las grandes urbes y que mantienen sus costumbres.

Aunque se presume que este ritual surgió hace 35,000 años antes de Cristo y era practicado por los judíos durante la iesta de los tabernáculos que organizaban en España; en México, varias culturas prehispánicas como los aztecas y los mayas, predecían como sería el clima a lo largo del año desde el mes de enero para conocer como beneficiarían o afectarían a sus futuras cosechas, en base a los fenómenos naturales.

Su forma de calcular era sencilla, los primeros 12 días representaban los meses del año, así como los siguientes 12, pero estos de forma inversa. Al llegar al día 25 se contaban dos meses por día hasta terminar el día 30. Por último, se tomaba como referencia las horas del día 31 a partir de la 12:00 de la noche, que de dos en dos marcaban los 12 meses de forma inversa comenzando con el mes de diciembre, y así finalizar el primero de febrero.

En este análisis, se tomaba en cuenta cada pequeño aspecto que reflejaba el cielo durante ese día, para realizar una bitácora en la que se anotaba el color del cielo, el tipo de viento y su temperatura. Estos datos eran completamente relativos, pues había muchas variantes a lo largo de la jornada. Al contemplar los resultados se sumaban y comparaban para sacar las conclusiones.

Debido a las nuevas tecnologías, esta forma de pronosticar el estado meteorológico ha quedado en desuso, pues con ellas se encontró una forma más precisa de calcular los cambios del clima. (Con información de agencias)

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