La seducción de la vida rural tras la pandemia
La pandemia del covid-19 nos ha obligado a estar confinados en nuestras casas y los que en ellas tienen un patio, balcón o, simplemente, ventanas por las que penetre la luz, se pueden sentir privilegiados pero, al fin y al cabo, vivir en una ciudad enclaustrados nos ha hecho tener más conciencia de la belleza de la vida rural
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-
Mayo
2020
Para Duch, “gran parte de la población se ha dado cuenta de que hay que revalorizar el papel de la agricultura, el agricultor y la agricultora, que son tan importantes porque ofrecen servicios esenciales”.
Gustavo Duch, veterinario, escritor y coordinador de la revista ‘Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas’, además de exdirector de la publicación ‘Veterinarios sin Fronteras´, colabora estrechamente con movimientos campesinos como La vía Campesina o Plataforma Rural .
Además es autor de libros como ‘Lo que hay que tragar’, ‘Alimentos bajo sospecha’, ‘Sin lavarse las manos’ y ‘Mucha gente pequeña´, u no le ha hecho falta el confinamiento para amar la vida rural en la que se ha volcado para reivindicar sus beneficios, así como los de la agricultura local y ecológica.
REIVINDICAR LOS BENEFICIOS DE LA VIDA RURAL.
“Para muchas de las personas que quieren hacer ese tránsito de la ciudad al mundo rural se trata de un viaje interior satisfactorio, un viaje de crecimiento que te lleva más allá de transportarte de un territorio a otro, porque es un ejercicio personal en el que tienes que replantearte muchas cosas de ti mismo y es satisfactorio porque de esta manera caminamos a un buen vivir, en donde lo importante no es el medio sino el viaje interior”, afirma Duch en entrevista con Efe.
“Hay personas que están haciendo ese tránsito con esa voluntad y muchas son gente joven con muchos estudios, con un perfil de preocupación social muy alto y muy activos en movimientos sociales, que ven que en la ruralidad pueden desarrollar muchas de sus inquietudes”, indica Duch.
“Es posible que la gente esté tomando conciencia de lo que significa vivir en un habitáculo cerrado al obligarla a estar confinada semanas y se produce otra relación con la naturaleza, con la forma de vivir”, indica el experto.
Pero el veterinario también apunta una reflexión: “Un medio rural no necesita gente que huya de las ciudades para repetir la misma forma de vida, con los mismos ritmos urbanos, con la misma velocidad y con la misma mentalidad”.
LOS PUEBLOS NO ESTÁN VACÍOS SINO LLENOS DE ENERGÍA.
“Lo que tenemos que ruralizar es nuestra manera de entender esta actividad, pero esto se puede hacer en el campo o en la ciudad”, opina el ecologista.
Aunque, dice, “es difícil vivir en las ciudades donde prácticamente no nos podemos mover y que, cuando uno estornuda le trasmite el virus al de al lado. Ese es el problema que a mí me preocupa”.
Sobre los pueblos que se vacían agrega: “yo no veo vacíos los pueblos porque están llenos de energía, de naturaleza y de vida. Si vas a mi pueblo puedes escuchar los cantos de muchos pájaros”.
Para Gustavo Duch, en la ciudad se pueden establecer relaciones humanas que pueden ser buenas o malas, “pero si se va a un pueblo para vivir igual que en un bloque de pisos donde no se conoce a los vecinos, ese realmente no es un cambio”.
“También se corre el peligro de que estas voluntades por ir a un medio rural se conviertan en un afán de especulación con el fin de hacer negocios, para trasladar la forma de vivir consumista, para ganar dinero y no vivir realmente en la naturaleza”, añade.
REVALORIZAR EL PAPEL DE LA AGRICULTURA.
Pero, además de la vida rural, otra de las cuestiones que esta crisis sanitaria ha provocado es que nos preocupemos por la alimentación y su procedencia.
Para Duch, “gran parte de la población se ha dado cuenta de que hay que revalorizar el papel de la agricultura, el agricultor y la agricultora, que son tan importantes porque ofrecen servicios esenciales”.
“Hay un sector de agricultores que utilizan modelos agroecológicos o ecológicos y que trabajan a favor de la alimentación local, de territorio. Esas personas están siendo mejor valoradas porque están dando los servicios sin ánimo de lucro y están ofreciendo alimentos saludables que son los que necesitamos para tener un potente sistema inmunológico y una salud para enfrentar las posibles enfermedades que podamos tener”, indica el experto.
“Pero no se puede generalizar –continúa Gustavo Duch- porque el sector agrícola es muy dispar. Hay muchas clases de agricultura y tenemos que tomar conciencia de la necesidad de tener una cultura de alimentos locales, de hacer una agricultura que sea respetuosa con el medio ambiente”.
Duch subraya que “es importante que la sociedad y los intereses económicos giren hacia esta otra agricultura, porque la pandemia es una situación coyuntural, pero después tenemos otros problemas como son el cambio climático, el hambre en el mundo o la epidemia de la obesidad derivada de una alimentación de productos procesados. La COVID-19 se suma a ellos, pero también puede ser la gota que colme el vaso para que algunas personas tomen partido y se posicionen a favor de esta agricultura”.
“PERSONAS QUE CUIDANDO LA TIERRA NOS DAN DE COMER”.
El ecologista vuelca su experiencia y sus esfuerzos en reivindicar el papel de los agricultores porque, dice, “la crisis nos ha ayudado a recordar que podemos seguir siendo consumistas pero que no podemos vivir sin agricultores, que hay que redignificar a esas personas que cuidando la tierra nos dan de comer. Aunque no podemos opinar lo mismo de los agricultores que se dedican a la exportación de sus cultivos”.
Al cuidar al agricultor, se cuida de la tierra y se cuidan los alimentos que consumimos.
“Creo que hay una mayor conciencia por la alimentación, pero nos queda el trabajo de conocer cuál es la verdadera agricultura. Ésta tendría que ser asignatura obligatoria para los niños en los colegios para que aprendieran a comer más sano y depender menos de las multinacionales. Esa actitud nos haría más fuertes”, concluye Duch.
Isabel Martínez Pita.
EFE/REPORTAJES
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