Tipos de estrías y cómo tratarlas

El self-care más que un concepto se ha convertido en un estilo de vida que consiste en cuidarse a uno mismo. Comenzó como una práctica para mantener la salud mental, pues debido al impacto de las redes sociales, cada vez eran más los individuos afectados por “el qué dirán de mi forma de vestir, de mi cabello o de mis arrugas”, entre otros aspectos relacionados con la apariencia.

De este fenómeno, hoy en día surge que muchas más personas estén interesadas en informarse sobre productos, tratamientos y prácticas para el cuidado de la piel, en especial, en aquellas zonas del cuerpo que más se ven afectadas.

Las estrías, por ejemplo, son unas de las afectaciones naturales en la piel que más preocupa a las mujeres. Sin embargo, su interés no está enfocado en desvanecer las cicatrices sino en el tratamiento y prevención.

Tipos de estrías

Existen dos tipos de estrías: las rojas y las blancas. Las primeras se identifican por ser “jóvenes”, es decir, que llevan menos tiempo desde que aparecieron y por lo tanto son más fáciles de tratar.

En tanto, las blancas se identifican por llevar más tiempo en la piel, por ello, se recomienda recurrir a tratamientos especiales que ayudan a la piel a generar más colágeno y así recuperar tensión en la zona.

Prevención y tratamiento

En algunos casos será casi imposible evitar las estrías, por ejemplo, durante o después del embarazo. Pero es probable que su apariencia sea mínima gracias la ingesta diaria de agua, porque con este recurso la piel se mantiene naturalmente hidratada.

Algunos productos que pueden ayudar son los aceites que contienen rosa mosqueta o centella asiática, pues sus propiedades ayudan a potenciar la generación de elasticidad en la piel.

Por su parte, la Dra. Susana Sil, dermatóloga y oncóloga, recomienda un tratamiento específico para las estrías blancas llamado Radiesse, el cual contiene hidroxiapatita de calcio, una molécula dentro del cuerpo que forma puentes en la estructura de la piel donde se acomoda más colágeno para reorganizar el tejido, logrando una apariencia más lisa.

Sumando a lo anterior, evitar la subida y pérdida de peso constante también ayuda a prevenir la ruptura de la piel por estiramiento.

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