Nacional

Emiliano Salinas, en medio de la polémica

El hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari es parte de la Junta Ejecutiva del Programa de Éxito Ejecutivo, empresa que ofrece cursos de crecimiento personal


  • 24
  • Octubre
    2017

Emiliano Salinas Ocelli, hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari, se vio envuelto en la polémica al ser involucrado con el grupo NXIVM, el cual es considerado una secta que explota a las mujeres.

Tras la publicación que se dio a conocer a través del The New York Times, el pasado 17 de octubre, sobre esta secta, fue puesto en el ojo del huracán, debido a que es parte de la Junta Ejecutiva del Programa de Éxito Ejecutivo (ESP, por sus siglas en inglés), uno de los programas de la compañía NXIVM, que ofrece cursos de empoderamiento y crecimiento personal, y que para muchos, es considerada una secta en Estados Unidos.

Según la publicación, la empresa NXIVM reclutaba mujeres de entre 30 y 40 años con la promesa de empoderarlas, pero que a través de manipulaciones provocó que renunciaran a sus carreras, amigos y familia para convertirse en seguidores de su líder, Keith Raniere.

La empresa, con sede en la ciudad de Albany, Nueva York, ha logrado inscribir a sus cursos de autoayuda a 16,000 personas desde finales de la década de 1990.

Según la página de Internet del Programa Ejecutivo, el hijo del expresidente mexicano es copropietario de centros ESP en la Ciudad de México, Guadalajara y Los Ángeles, donde trabaja con todos, desde empresarios y atletas, hasta políticos y estrellas de cine.

El mexicano Alejandro Betancourt, presidente de Prorsus Capital, una firma de inversión especializada en México y América Latina, es también parte de la Junta Ejecutiva del Programa y uno de los responsables de la apertura de ESP en Ciudad de México.

Testimonios recogidos por The New York Times revelaron que el fundador de NXIVM, Keith Raniere, de 57 años de edad, manipuló a sus seguidoras y orilló a algunas de ellas a tener sexo con él y a seguir dietas muy rigurosas al grado de padecer hambre, con tal de lograr un físico que él consideraba atractivo.

Para ingresar a esta organización con presencia en Estados Unidos, México y Canadá, las iniciadas debían proporcionar fotografías desnudas al reclutador o maestro como promesa de que no revelarían lo que ahí sucedía, y después eran marcadas con un símbolo de Nxivm mediante un proceso médico, según confesaron algunas mujeres que formaron parte de la organización a The New York Times.

Sarah Edmondson, una de las participantes, dijo al medio estadounidense que el procedimiento de cauterización demoró de 20 a 30 minutos y que lloró todo el tiempo por el dolor.

Las mujeres dijeron desconocen cuántas mujeres fueron marcadas o cuáles funcionarios de Nxivm conocían la práctica.



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