Las viviendas deberán adaptarse al calor extremo
El futuro del mercado inmobiliario no se define solo por la ubicación o tamaño, sino por la capacidad de un hogar de proteger a sus habitantes del clima severo
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Mayo
2025
En un escenario donde el termómetro no da tregua, la adaptación de las viviendas en las urbes más calurosas de México se erige no sólo como una necesidad para el confort y la salud de sus habitantes, sino también como un factor económico determinante en el futuro del sector inmobiliario.
Según datos del Servicio Meteorológico Nacional, el año 2024 fue el más cálido registrado en México, con una temperatura media nacional de 22.9 °C (1.5 °C por encima del promedio histórico 1991-2020).
Si la tendencia actual continúa, la temperatura anual promedio en México aumentará 1.9°C respecto a los niveles actuales, y esto tendrá un impacto en todos los sectores, incluido el inmobiliario.
Alejandro Sena, Director General de Dinero.mx, señala que: “La mayor carga económica proviene del alto consumo energético por climatización. Las altas temperaturas aceleran el desgaste en materiales constructivos como techos, aislantes, pinturas exteriores y equipos electrónicos, representando gastos significativos de mantenimiento no previstos inicialmente.
“El clima extremo también exige inversiones adicionales en aislamiento térmico reforzado, diseños bioclimáticos, paneles solares, sistemas de captación de agua y mejoras en ventilación natural, que, aunque reducen costos en el largo plazo, requieren inversiones iniciales importantes.”
La vivienda del futuro es térmicamente inteligente
En muchas regiones del mundo, las viviendas fueron diseñadas sin tener en cuenta la eficiencia térmica. Techos oscuros, ventanas mal orientadas o escasa ventilación natural son hoy sinónimos de disconfort y altos costos energéticos. El futuro inmobiliario demanda una transición hacia inmuebles térmicamente eficientes, resilientes y sostenibles.
Algunas opciones sustentables
La transformación en el futuro inmobiliario, implica inversiones en:
*Aislamiento térmico de techos y muros.
*Sistemas pasivos de enfriamiento, como ventilación cruzada, aleros profundos y vegetación estratégica.
*Tecnología inteligente, como termostatos programables y sensores climáticos.
*Sistemas de energía renovable, especialmente paneles solares, para compensar el aumento en el consumo energético por refrigeración.
¿Sabías qué?…
Aunque el costo inicial pueda parecer elevado, a largo plazo las adaptaciones térmicas generan ahorro. Una vivienda bien aislada consume menos energía, necesita menos mantenimiento y ofrece mejor calidad de vida. Además, su valor en el mercado aumenta, pues los compradores futuros demandarán propiedades equipadas contra el calor inclemente.
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