Drácula, el vampiro inmortal cumple 127 años
Muchos piensan que la novela 'Drácula' de Bram Stoker, fue el primer relato de vampiros, existe un antecedente de 1816.
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Mayo
2024
El 26 de mayo de 1897 se publicaba la novela Drácula del irlandés Bram Stoker. Con ella nacía el mayor mito del terror que desde sus inicios cautivó y aterrorizó al mundo entero por igual, formando desde entonces, parte de la cultura popular. Pese a que Drácula no fue el primer vampiro, sí es el personaje más conocido por excelencia sobre todo después de su salto al cine.
Pese a la creencia de que la novela Drácula de Bram Stoker fue el primer relato de vampiros, estos misteriosos seres ya habían aparecido antes.
Su antecedente El Vampiro (1816), lo escribió un desconocido John William Polidori, que se suicidó a los 25 años, pese a su prometedora carrera.
Pero al famoso vampiro, Drácula, lo dio a conocer el escritor irlandés Bram Stoker, quien a finales del siglo XIX recreó una peculiar versión del verdadero príncipe Vlad Tepes, en su novela gótica, la novela de terror y romántica, más hermosa jamás escrita, Drácula. Desde entonces no ha dejado de publicarse, ha sido traducida a más de cincuenta idiomas y vendido alrededor de doce millones de libros.
Sin embargo, la obra permaneció en el terreno marginal y sólo en 1983 fue incorporada ya entre los clásicos por la Universidad de Oxford. Su protagonista, el conde Drácula se volvió el arquetipo del vampiro occidental por antonomasia.
Stoker pudo inspirarse para la recreación del personaje, al menos así lo aseguran los estudiosos del tema, en el príncipe rumano, Vlad III de Valaquia, conocido como Vlad el Empalador, famoso por su crueldad con sus enemigos a los que torturaba y mataba por empalamiento.
Una historia de terror y de amor
Pero la historia del conde Drácula entraña toda una apasionada historia romántica, la de un noble que pierde al amor de su vida y consigue transformase en un ser inmortal, sanguinario, seductor de mujeres con la intención de encontrar en ellas a la amada que perdió.
Y es cierto. Drácula no sólo infunde terror; su figura también otros sentimientos desde el deseo a la ternura. La imagen del vampiro seductor que transforma a sus víctimas en amantes inmortales ha perdurado a través de los años, manteniendo su atractivo tanto en la literatura como en el cine.
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