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Internacional

Jefa del Servicio Secreto enfrenta quejas tras ataque a Trump

Todavía se revelan detalles sobre las señales de problemas el día del intento de asesinato, incluidas las medidas tomadas por el Servicio Secreto.


  • 21
  • Julio
    2024

Cuando Kimberly Cheatle dirigía las operaciones del Servicio Secreto para salvaguardar al presidente estadounidense y a otros dignatarios, refirió que hablaba con los agentes en entrenamiento sobre la “tremenda responsabilidad” de su trabajo.

Ahora, el Servicio Secreto y su directora están bajo un intenso escrutinio por esa misión de “fracaso cero” luego del intento de asesinar al expresidente Donald Trump durante un mitin el 13 de julio en Pensilvania que lo hirió en la oreja. Los legisladores y otras personas de todo el espectro político se preguntan cómo un hombre armado pudo acercarse tanto al candidato presidencial republicano cuando se suponía que debía estar cuidadosamente vigilado.

Cheatle, quien testificará ante los legisladores el lunes después de que comisiones del Congreso y el gobierno del presidente Joe Biden iniciaran una serie de investigaciones, dijo al noticiario ABC News que el tiroteo fue “inaceptable”. Cuando se le preguntó quién tenía la mayor responsabilidad, respondió que, en última instancia, es el Servicio Secreto el que protege al expresidente.

“La responsabilidad es mía”, dijo Cheatle. “Soy la directora del Servicio Secreto”. Agregó que no tiene planes de dimitir y que hasta ahora cuenta con el respaldo del gobierno.

En agosto de 2022, Biden nombró a Cheatle para hacerse cargo de una agencia con un historial de escándalos, y ella buscó ampliar la diversidad en la contratación, especialmente de mujeres, en el servicio dominado por hombres. Cheatle, la segunda mujer en liderar el Servicio Secreto, se abrió camino durante 27 años antes de dejarlo en 2021 para trabajar como ejecutiva de seguridad en PepsiCo. Biden la trajo de regreso.

Ahora enfrenta su desafío más serio: descubrir qué salió mal con la responsabilidad central de la agencia de proteger a los presidentes, y si puede mantener el apoyo, o incluso su puesto, para realizar cambios.

Todavía se revelan detalles sobre las señales de problemas el día del intento de asesinato, incluidas las medidas tomadas por el Servicio Secreto y las autoridades locales para asegurar el edificio al que el tirador, Thomas Matthew Crooks, subió, a unos 135 metros de donde Trump hablaba. Dos personas resultaron heridas y Corey Comperatore, exjefe de bomberos presente en el mitin, murió.

El gobierno de Biden ha ordenado una revisión independiente de la seguridad en el mitin. El inspector general del Departamento de Seguridad Nacional ha abierto tres investigaciones, y comisiones del Congreso han iniciado otras mientras aumentan los llamados para que Cheatle renuncie. Dos senadores republicanos que exigían respuestas la siguieron mientras ella caminaba por la Convención Nacional Republicana la semana pasada.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, republicano por Luisiana, dijo en X que Biden debería despedir a Cheatle inmediatamente, destacó la muerte de Comperatore y agregó que “estuvimos ... a milímetros de perder al presidente Trump. Es imperdonable”. El representante Brendan Boyle, demócrata por Pensilvania, manifestó en un comunicado el sábado que “la evidencia que ha salido a la luz ha mostrado fallas operativas inaceptables” y que no confiaría en el liderazgo de Cheatle si ella permaneciera en el puesto.

La Comisión de Supervisión y Responsabilidad de la cámara baja citó a Cheatle para que comparezca el lunes y se espera que se presente.

Después del tiroteo, Cheatle y las agentes del Servicio Secreto que protegieron a Trump han enfrentado críticas mordaces y cuestionamientos sobre si Cheatle redujo los estándares de contratación. Quienes la apoyan insisten en que eso no ha sucedido.


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