Escena

Stuart Sutcliffe, el quinto Beatle

Aunque no tenía las habilidades musicales de sus compañeros, la muerte del británico fue una dolorosa pérdida para su mejor amigo, John Lennon


  • 09
  • Abril
    2017

La historia de The Beatles no se limita al éxito que gozó la banda entre 1963 y 1969, sino a las raíces y leyendas que forman parte de sus orígenes. Debido al renombre del llamado “cuarteto de Liverpool, existen pretendientes que buscaron ser “el quinto Beatle”, como el publicista Brian Epstein y productor George Martin. Sin embargo, Stuart Sutcliffe, quien tocó el bajo en la banda de forma breve y que hoy cumple 55 años de haber fallecido, es el más cercano a dicha descripción.

El rol de Sutcliffe en la agrupación comenzó a finales de los años 50. John Lennon conoció al joven con aspiraciones de ser pintor y lo invitó a formar parte del grupo en el que ya tocaba Paul McCartney y que aún no tenía un nombre fijo, ya que utilizaron The Beatals, Silver Beetles, e incluso Johnny and the Moondogs antes de elegir el que todo el mundo conoce.

Pese a que sus dotes musicales eran limitadas, al punto de tocaba el bajo de espaldas para ocultar su falta de técnica, McCartney sintió envidia por el atractivo de Sutcliffe, quien adoptó una pose de rockabilly con cabello engominado, lentes oscuros, pantalones de mezclilla ajustados y una chamarra de cuero, con la que volvía locas a las chicas.

Sin embargo, su pasión por el arte, potenciada por su relación con la pintora Astrid Kirchherr resultó en su salida en términos amistosos de la agrupación en 1961, enmarcada por el regalo de su bajo marca Höfner a Paul McCartney, por lo que se dedicó a realizar obras del género expresionista.

El final de Stuart se dio de una forma trágica. Los excesos en sus presentaciones llenas de peleas hasta con sillas y ladrillos– resultó en migrañas a inicios de 1962. Luego de recibir tratamiento y considerar que la situación había mejorado, el 10 de abril de ese año tuvo un colapso y perdió la vida en una ambulancia debido a una hemorragia en el cerebro. El hecho destrozó a Lennon, quien apenas tuvo unos meses para recuperarse antes de grabar Love Me Do, el primer sencillo y el inicio de la leyenda para el, ahora sí, cuarteto de Liverpool.





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