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Salud

Cuerpo y emociones: Un camino de doble sentido

Nuestras experiencias, sentimientos y estado de ánimo se manifiestan en el cuerpo, que a su vez puede ser el vehículo para incidir en nuestra mente.


  • 27
  • Junio
    2023

¿Sabías que las expresiones de "sentir mariposas en el estómago”, tener “un nudo en la garganta” o sentir que la “cabeza nos va a estallar” no son solamente frases hechas?

Según la doctora Rosa Molina, psiquiatra con especial formación en neurociencia clínica, “se trata de sensaciones reales que se desencadenan en diferentes partes de nuestro cuerpo cada vez que experimentamos una emoción, ya sea enfado, tristeza o alegría, y que son tan reales como el dolor de una pancreatitis”.

Para la doctora Molina, “todas nuestras experiencias, emociones y sentimientos se producen antes que nada en el cuerpo, y por ejemplo el sufrimiento psíquico en muchas ocasiones sólo se libera a través de sensaciones físicas”.

“Nuestro cuerpo puede ser asimismo el vehículo a través del cual podemos incidir positivamente en nuestra mente mediante la actividad física y el deporte, la práctica del ‘mindfulness’ (técnica de meditación de atención plena) o compartiendo un abrazo o una caricia en el momento adecuado”, indicó.

La doctora Molina destaca la importancia de nuestro cuerpo para comprender nuestras emociones y cuidar de nuestro bienestar físico y mental.

Podemos aprender a entender nuestras emociones a través de lo que expresa nuestro cuerpo, señala Molina en su libro Una mente con mucho cuerpo, donde además de explicar cómo conseguir este aprendizaje, ofrece algunas claves para regular nuestros estados de ánimo, tomar mejores decisiones o hacer frente a la adversidad.

“Las emociones se inscriben en el cuerpo, se manifiestan en todo nuestro organismo. Podría decirse que “cobran cuerpo” y que, gracias a su capacidad de afectar la fisiología orgánica, podrían considerarse como la forma más corporal de actividad mental”, según puntualiza Molina.

DE LA MENTE AL CUERPO

“Un ejemplo de la relación existente entre la mente y el cuerpo lo hallamos en los efectos del estrés en nuestro sistema inmunitario”, explica.

“Tanto si se trata de un agente físico como si obedece a elementos psicológicos, el estrés reduce nuestras defensas frente a los ataques externos, nos debilita, nos hace más vulnerables, al suprimir los procesos de inflamación”, señala.

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Esto se produce básicamente, por la inhibición de los glucocorticoides, las hormonas reguladoras que se liberan durante estos procesos, como el cortisol, según Molina. 

“Nuestro sistema inmune se inhibe en una situación de estrés, y se inhibe en el largo plazo, en el caso del estrés crónico”, recalca.

DEL CUERPO A LA MENTE

A la inversa, lo que ocurre en nuestro cuerpo, repercute en lo que sucede en nuestra mente.

Por ejemplo, “nuestra postura corporal es muy importante, dado que refleja la manera que tenemos de posicionarnos frente al mundo.

“Todos hemos experimentado lo diferente que es andar con la cabeza gacha y movimientos lentos, en comparación con marchar con el cuerpo estirado y movimientos enérgicos”, señala.

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Según Molina, “es muy difícil reírse o sentirse enérgico yendo con el cuerpo encorvado, porque esta postura no invita a hacerlo, y al revés es difícil imaginarse a uno mismo estirando los brazos y dando saltos con cara de enfado. Sería algo incongruente”.

“Cuando nos sentimos fuertes y capaces, inconscientemente llevamos esa sensación al cuerpo, se la transmitimos con nuestras posturas y movimientos”, recalca.

CUERPO EN MOVIMIENTO

“Mover el cuerpo nos ayuda casi de manera inmediata a pensar mejor. Algunos estudios muestran cómo la capacidad aeróbica se relaciona con capacidades cognitivas como la lógica y la matemática y con otras como la velocidad de procesamiento de la información, el manejo de la información espacial, la capacidad de autocontrol”, explica esta psiquiatra.

“En la sociedad actual, nos olvidamos de que la actividad física es un factor clave de nuestro rendimiento y nuestra salud. Es preciso enfatizar la importancia del ejercicio físico en niños y adolescentes y no solo en la vejez. Ejercitarse permite mejorar el rendimiento académico y el bienestar físico y mental”, añade.


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