Vecinos de la planta afirman que mal olor ha disminuido

Entre los habitantes de colonias como Alberos y Carlos Salinas de Gortari, que están cercanas a la refinería de Cadereyta, las opiniones están divididas respecto a las emisiones de dicha planta.Y es que mientras algunos aseguran que desde hace tiempo ya huele menos a gas, otros afirman que la intensidad sigue siendo la misma y que ya se acostumbraron.En tanto, otros indican que la refinería no les causa ningún problema y dudan que los olores del pasado lunes por la noche, hayan provenido de esas instalaciones.Luis Mendieta, de la colonia Alberos, es de los que dudan que el origen haya sido la refinería porque dijo que de ser así, todos los días estaría padeciendo lo mismo.“Yo tengo 30 años ahí y jamás hay olores así tan fuertes, nosotros seríamos los primeros que saldríamos afectados.“Deben de investigar mejor, a fondo, yo estoy seguro de que no fue aquí, que vean a las empresas que están en la ciudad y donde menos control”, dijo Mendieta.Pero otros como María Castillo, de la colonia Carlos Salinas de Gortari, la refinería siempre ha sido un dolor de cabeza."Sientes mareos y sientes que los ojos te arden, y yo digo que ha de ser por lo mismo, porque estamos cerca", comenta Castillo.Y es que para quienes habitan a espaldas de las instalaciones, la refinería es parte de una eterna disyuntiva, pues, por un lado, padecen las molestias que genera la paraestatal, pero a la vez que reconocen la importancia económica que representa.Las colonias Alberos y Carlos Salinas de Gortari están 2 kilómetros de la empresa y desde ahí es posible ver las gigantes chimeneas, pero sobre todo, respirar las constantes fumarolas.Los síntomas y molestias, sin embargo, parecen ya no sorprender a los vecinos de la refinería."La verdad es que ya estamos acostumbrados porque tenemos años de vivir, ya no es nuevo, pero esta última vez si nos causó un sustito porque sí estuvo más fuerte el olor", platicó Patricia.A menos de 1 kilómetro de compañía Federal se encuentra la pequeña comunidad de Hacienda de Santa Fe, el poblado más próximo a la refinería.Ahí, los habitantes conocen prácticamente de primera mano la actividad de las instalaciones."A veces bajan los mechones, pero a veces sí los suben, entonces a parte del aroma que da también molesta el ruido que hacen."Es en las noches cuando le suben más, para dormir se batalla pero se impone la gente", platica Antonio Castro.Y sin embargo, ahí mismo hay quienes no tienen ni una sola queja contra Pemex."La verdad yo ni puedo decir nada, ni me afecta en nada que esté ahí, hasta a veces vienen aquí a comprarme", dice Aurora, dueña de una tienda.

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