La falta de motivación podría originarse en el intestino
Los científicos encontraron que 'cambiar los millones de microbios intestinales en el microbioma puede motivar a las personas a hacer ejercicio'.
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Diciembre
2022
¿Puede el intestino influir directamente en las motivaciones y deseos del cerebro? Esto se preguntaron los investigadores de la Universidad de Pensilvania para realizar un estudio que dio resultados positivos. Estamos en fechas en las que la comida se vuelve una prioridad, así como la familia, las compras y las fiestas, por lo que muchas veces la actividad física pasa a segundo plano, aunque ya viene Año Nuevo y seguro que muchos piensan en proponerse ser más activos.Sin embargo, según encontró la investigación esto no sólo se trata de querer, y puede resultar más difícil cuando no estamos siguiendo un plan alimenticio saludable. Para ser más exactos, los científicos encontraron que “cambiar los millones de microbios intestinales en el microbioma puede sacar a las personas del sofá y motivarlas a hacer ejercicio”.Esto abre un nuevo panorama en esta línea de investigación que relaciona la conexión que efectivamente existe entre el intestino y el cerebro.Aunque los mecanismos que regulan la motivación de un individuo para participar en la actividad física siguen sin entenderse por completo, los autores del estudio aseguran que un factor importante que estimula la participación en el ejercicio competitivo y recreativo es el placer motivador derivado de la actividad física prolongada, que se desencadena por los cambios neuroquímicos inducidos por el ejercicio en el cerebro.Pero ¿qué pasa con esas personas que apenas quieren empezar a ejercitarse? Aquí es donde entra la conexión intestino-cerebro como uno de los descubrimientos más influyentes de la última década. ¿Cómo se relaciona el microbioma intestinal con la motivación?Los investigadores concluyeron que la clave parece radicar en la dopamina, cuya función más conocida es combinar el movimiento y la recompensa. En una prueba aplicada en ratones sobre el efecto del microbio en estos, el equipo descubrió que los ratones atléticos tenían una población de insectos intestinales particularmente buenos para secretar amidas de ácidos grasos (FAA).Dichas neuronas especializadas envían señales eléctricas directamente a través de la médula espinal hacia el cuerpo estriado del cerebro, inundándolo con un golpe de dopamina.Por otro lado, los ratones sin bacterias intestinales no presentaron esa dosis de dopamina. Finalmente los neurocientíficos Gulistan Agirman y Elaine Y. Hsiao concluyeron que “los microbios intestinales modulan los circuitos involucrados en la motivación necesaria para mantener la actividad física en ratones”.
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