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Nuevo León

Se 'esfuma' glamour de tener un Mercedes-Benz en Monterrey

Clientes 'truenan' en contra de las agencias en la urbe regia por los largos tiempos de espera para reparaciones de las unidades


  • 03
  • Enero
    2024

Qué bonito es tener un lujoso Mercedes-Benz, pero que feos están los tiempos de espera y el mal servicio de sus agencias en Nuevo León.

Conducir un Mercedes-Benz ya no solamente es sinónimo de glamour y lujo, sino que también, en el área metropolitana de Monterrey, representa un viacrucis por los interminables tiempos de espera que la automotriz tiene para el mantenimiento de las unidades.

Y es que lejos de ofrecer un servicio a la altura de sus precios, la compañía agenda las revisiones hasta meses después de lo solicitado y de lo necesario para los vehículos.

La tardanza en la atención se presenta de manera marcada en la sucursal ubicada en el municipio de San Pedro, a la altura de la Calzada del Valle, donde los usuarios ya no saben qué da más lata, si batallar con su automóvil o conducirlo por el intransitable Centrito Valle.

Sin embargo, la queja es generalizada a nivel nacional, pues su atención es de “cuarta” para un vehículo de primera, y los inconformes se manifiestan constantemente a través de las redes sociales de la empresa.

Por si fuera poco, ni a la hora de atender las fallas que sus modelos presentan se obtiene una respuesta eficaz de parte de Mercedes-Benz.

“Mi experiencia es mala con la marca, desde el mes de salido de agencia empezó con problemas y ahora llevo cuatro meses esperando pieza y solo dicen que no llega al país. ¿Para que venden autos que van a ser un problema? Al parecer no tienen control de calidad ya en MB”, comentó Abel Cerna, propietario de un modelo C200.

Aunado a los prolongados tiempos de espera, la atención e información que reciben de la compañía es otra de las deficiencias recurrentes.

“¡Su servicio al cliente de posventa es deplorable! Se venden como marca de lujo y te tratan peor que en un taller cualquiera, llevan dos meses con mi unidad parada y su gerente de refacciones en Satélite es la peor persona, hasta se burla de los clientes”, denunció Anna Silva, en Ciudad de México.

Y el colmo de colmos, según los afectados, es que para las reparaciones a las que tienen derecho los obligan a pagar fuertes sumas de dinero.

“No se dejen engañar, compré un C200, costó $1 millón 150,000 pesos, a los 1,050 kilómetros se descompuso. La agencia y el corporativo no se hacen responsables y piden $300,000 pesos para arreglarlo”, lamentó Humberto Gámez.

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