La fiesta brava está de luto: fallece 'El Regio'

A la edad de 67 años, el matador de toros regiomontano Mario Escobedo Oaxaca, “El Regio”, atendió el inequívoco llamado celestial del Creador, luego de lidiar con una larga y difícil enfermedad que le fue diagnosticada a medios del presente año.“El Regio”, surgido a mediados de la década de los 70 del siglo pasado, se convirtió en el novillero sensación de época a base de un valor temerario que dejó una gran huella que caló hondo en la afición que volvió a llenar los cosos donde se presentó a lo largo de las 95 novilladas que toreó en diferentes partes del país.Tras su exitosa carrera novilleril, l2 de diciembre de 1978 en la Monumental Plaza de Toros de Zacatecas recibe la borla de Matador de Toros de Manos del también regiomontano Raúl García actuando como Testigo de la ceremonia el español Julio Vega “Marismeño” en la lidia de un encierro de Matancillas.Embalado por su racha de novillero, “El Regio”, ya de matador de toros, actúa con regular frecuencia durante los años 1979 y 1980 en poco más de cincuenta corridas alternando con la Figuras del Momento.Fue así que llegó a torear en diferentes plazas al lado de Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Mariano Ramos, Jorge Gutierrez, Manolo Arruza, Miguel Espinoza “Armillita”, David Silveti, entre muchos otros. Siempre disputándoles el triunfo.En esta nueva etapa ya como matador de toros, no solo había que lidiar con el “bicho” en la Plaza, sino con el obscuro y más peligroso toro, el de los intereses particulares de empresarios orillados por la presión de algunos que trataban de sacarle la vuelta al aguerrido “Regio” en el ruedo.Sin embargo, a pesar de que el olvido fue diluyendo en el animo de los públicos por la ausencia de “El Regio” en los carteles de postín, Mario fue apoyado por algunos aficionados amigos para torear varios festejos en plazas menores.Sus sueños de convertirse en Figura del Toreo para Mario Escobedo “El Regio” poco a poco se fueron desvaneciendo con el pasar de los años, mas no así su afición. Y aunque retirado profesionalmente de los toros, nunca vivió alejado de él y sin rencor y con el más puro entusiasmo de colaborar para bien de la fiesta de toros, se desempeñó como asesor taurino de Don Antonio Quiroga Escamilla, juez de plaza en la Monumental Monterrey.Aquel recio torero que fue forjando su camino a base de entrega, pasión, valor y que pagó con sangre y muchas fracturas la osadía de luchar por conquistar un sitio en la torería y del que en su tiempo, pronosticaban que los toros lo iban a retirar a cornadas, finalmente alejado como profesional, pero con harto valor y mucha garllardía, luchó hasta perder la batalla contra el mal que traicionera y silenciosamente provocó su deceso.

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