Cómo lidiar con el vaivén de los sentimientos
Los desbordes que experimentan los padres con sus hijos, tienen su origen en el analfabetismo emocional del adulto, según detalla la escritora Míriam Tirado
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Enero
2024
A muchos adultos les cuesta darse cuenta de qué es lo que sienten o cuál es la emoción que los está invadiendo y, si esta emoción es potente, no saben cómo transitarla ni canalizarla. Experimentan distintos grados de analfabetismo emocional: Una incapacidad para entender y manejar las propias emociones y la dificultad para comprender las de otras personas.
“Sentir siempre es válido y legítimo. Juzgar las emociones y reprimirlas impide vivirlas y acompañarlas de manera asertiva y conectada. Las emociones necesitan ser sentidas en el cuerpo para liberar la energía atrapada que llevan consigo”, explica Míriam Tirado, consultora de crianza consciente y conferencista.
En su nuevo libro, Sentir, invita a realizar un “viaje para aprender a acompañar nuestras emociones y las de los demás”. “La mayoría de nosotros no hemos recibido ni educación emocional, ni herramientas o recursos para saber qué hacer con lo que sentimos.
“Aún así, nos toca acompañar las emociones de nuestros niños, familiares o amigos. ¿Cómo podemos conseguirlo si ni siquiera sabemos qué hacer con las nuestras?”, afirma la periodista.
Sobre el analfabetismo emocional, la especialista señala que una de sus raíces radica en que cuando éramos pequeños, nadie nos enseñó qué podíamos hacer con lo que sentíamos. “Hemos vivido relegando, rechazando, ignorando y temiendo a nuestras emociones. No hemos tenido referentes de buena gestión emocional y ahora nos sentimos perdidos”, puntualiza.
En ese sentido, cuando somos adultos “el contacto con los niños y sus emociones nos hace de espejo, despertando en nosotros todo aquello que en su momento no integramos ni vivimos de manera asertiva” y ese encuentro “es una oportunidad de oro para tomar consciencia de nuestras heridas y sanarlas”, explica.
Tirado propone “pensar en las emociones como si fueran las olas del mar que vienen y van. Nada es permanente, las emociones tampoco” enfatiza.
Para poner en práctica
*Tirado recomienda empezar por preguntarnos, cada día en algún momento: “¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Puedo identificar la emoción que ahora estoy sintiendo?”. Este ejercicio cotidiano “implicará que tengamos algún momento al día para auto-escucharnos, para parar unos instantes, respirar profundamente y girar el foco hacia nuestro interior”.
*“Solamente podremos darnos cuenta de lo que nos ocurre si nos atrevemos a escucharnos, a mirar hacia dentro, sintiendo que somos merecedores de nuestra propia mirada”, señala.
*“Muchas veces no lo hacemos porque nos relegamos al último puesto, considerando que primero están los demás, y en última instancia, nosotros. Por eso, necesitamos instaurar como práctica diaria y natural el saber cómo nos sentimos y qué necesitamos”, concluye la autora.
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