Squirt, la eyaculación femenina

Si la masturbación es reprobada desde una perspectiva moralina hacia los hombres, las mujeres lo han tenido un tanto más complicado; mas, según expertos, hasta resulta benéfico para explorar la genitalia propia, e incluso algunos especialistas se atreven a aseverar que tiene resultados positivos en la salud del individuo.

Con el prejuicio cada vez más disminuido, mujeres al rededor del mundo se han aventurado a explorar su cuerpo y en los últimos años se ha encontrado un concepto que ha cobrado mucha popularidad, en gran medida debido a la pornografía, que hasta se ha puesto por encima de la búsqueda del punto G: el squirt.

¿Eyaculación y squirting son lo mismo?

Sí, y no; la eyaculación femenina común se diferencia del squirting debido a que pasa desapercibida pues el líquido traslúcido blanquecino sale en dosis pequeñas, generalmente, y no es voluntaria.

El squirt, por otro lado, es la eyaculación que se genera de manera voluntaria; es provocado con la intención de ser expulsado a través de un chorro considerablemente grande. Se compone, principalmente de orina diluida, por lo que si se ignora el tema al momento de lograrlo, puede confundirse con éste otro líquido.

Identifícalo

Se describe como un líquido acuoso transparente, liberado por la uretra, por lo que en algunos casos puede tomar un ligero olor a la orina, pero generalmente es inodoro y no está necesariamente ligado con el clímax en el acto sexual.

Al ser un fenómeno relativamente nuevo (debido a que no todas las mujeres lo experimentan y se popularizó recientemente) continúa siendo objeto de estudio y progresivamente va encontrándose más información al respecto.

Cómo lograrlo

Es pertinente dejar claro que, aunque una mujer no lo haya experimentado nunca, tiene la capacidad de lograrlo; toda persona con genitales femeninos, biológicamente tiene la predisposición de alcanzar el squirting. Sin embargo, al ser un fenómeno que debe provocarse, diversos factores entran en la ecuación.

Los especialistas sugieren que lo primero es conocer qué zonas del cuerpo resultan más sensibles para la fémina en términos de placer; además que se debe tener la mente relajada y no obsesionarse con lograrlo. Es decir, tener en principio que se intentará llegar al squirt pero si no se logra, no pasa nada y ya habrá una siguiente oportunidad, y no frustrase ni que sea el fin único. Además, se debe exponer a estímulos de constante excitación para entrar en la convención adecuada y tener claro que éste fenómeno sexual, no es sinónimo de orgasmo, pueden tenerse ambos de manera independiente.

Lo más habitual es estimular constantemente y de manera enérgica el punto G; la estimulación manual es la vía más ligera para conseguir el squirting, pero también puede lograrse a través de la penetración, ya sea con un miembro viril o empleando juguetes eróticos.

Estimular el clítoris y localizar el punto G, y presionarlo de manera correcta provocará una sensación similar a la de querer orinar; es importante que llegado este momento, la estimulación no cese y se aumente la presión de forma gradual; cuando las ganas de orinar sean acompañas de cosquilleos, no se contengan, y por el contrario, se disfrute la sensación para liberar el squirt.

Existen otras técnicas que pueden conducir al mismo resultado: juguetes sexuales especializados, posiciones que favorezcan el estímulo para lograr este tipo de eyaculación, entre otras; lo importante es conocer cuál es la que se adecua mejor a tus necesidades y gustos. Idealmente puedes acercarte a un especialista para que te oriente de mejor manera, en caso también de que a pesar de múltiples intentos no se logre el objetivo.

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